Un compromiso conmigo mismo

23 / 11 / 2013

Después de la NSCoder Night me quedé charlando con Diego Freniche sobre un posible proyecto para hacer el año que viene y también sobre esas dinámicas en las que entramos a veces cuando curramos en exceso hasta llegar al punto de tener la sensación de no estar disfrutando de la vida.

Como sabéis, yo ya venía pensando en ello un tiempo atrás, pero esta conversación me convenció definitivamente de que no merece la pena trabajar tanto, y de que si tan “listo” soy, debería aplicar algo de esa inteligencia en trabajar no más, sino mejor.

Eso, curiosamente, empieza por no tomarse el trabajo tan en serio. Porque incluso aunque yo sea un privilegiado al que su trabajo le encanta, el trabajo es sólo una parte de mi vida y, como tal, sólo debe ocupar una parte de mi tiempo, NO casi todo mi tiempo como ha venido ocurriendo en los últimos meses.

Todos tenemos una excusa para trabajar más. Yo soy el rey en eso porque mi situación personal es bastante complicada y “me empuja” cada día a trabajar más y más como forma de conseguir darle la vuelta a los errores del pasado, pero la triste realidad es que no está funcionando.

Trabajar sin descanso realmente no me llevará antes a donde quiero. Lo que sí me llevará a eso es tomar la decisiones adecuadas en cada momento, para lo cual necesito estar descansado y feliz, de modo que mi coco funcione perfectamente.

Así que he llegado a un compromiso conmigo mismo: cada día tendré un tiempo limitado para trabajar y no trataré de alargar ese horario artificialmente para compensar mi falta de concentración o de inspiración. Si el día termina sin haber cumplido los objetivos, simplemente me aguantaré, daré ese día por terminado (que no por perdido), seguiré con el resto de cosas de mi vida y ya me preocuparé de estar más “centrado” al día siguiente.

Sin más. Sin remordimientos. Aceptando que, me guste o no, esa es la forma natural de avanzar.